Rodrygo y Vinicius pusieron el embrujo en un partido de trámite y sin historia. Ambos jóvenes brasileños marcaron los dos primeros goles del Real Madrid ante un Brujas voluntarioso y sin gol. Los blancos sellaron una primera fase un tanto gris que les penalizará con un segundo puesto que puede llevarles a un cruce de octavos ante Bayern, City, Juventus, Liverpool… o Leipzig. Queridos Reyes Magos, que sea el Leipzig.
Como el Madrid no se jugaba nada en Brujas –bueno, más allá de la pasta que regala la UEFA por cada victoria en Champions– Zidane tiró de fondo de armario y desempolvó ese lateral derecho que no te hace fofo, ese extremo que ya no se lleva o ese delantero centro que te tira de la sisa. Vamos, que jugaban los que menos juegan y descansaban los que más juegan. Todos, menos Casemiro, que no descansa ni en los amistosos.
Las rotaciones eran obligadas y esperadas como el pacto de Pedro Sánchez con Esquerra. No me entretengo más. Jugaban: Areola; Odriozola, Varane, Militao, Mendy; Casemiro, Isco, Modric; Rodrygo, Vinicius y Jovic. Era un día tan de rotaciones que jugaban todos los fichajes de este verano… menos Hazard, que anda el pobre con su tobillo a la virulé.
El partido nació abierto como una tienda de chinos y sin dueño como una ventosidad en un ascensor. El Real Madrid quería la pelota y el Brujas también. Ambos equipos jugaban a calzón quitado y sin la presión ni la urgencia del resultado.
Areola sacó un pie salvador en un remate a bocajarro en el minuto diez. Era el primer sustillo que se llevaban los de Zidane. Respondieron los blancos con un mano a mano de Jovic, asistido por Vinicius con un buen pase filtrado, que disparó a bocajarro y al muñeco. Mignolet desvió a córner.
Un partido sin defensas
Ambas ocasiones se fueron al cementerio de los goles fallados. Habría que consolarse con que el juego tuviera ida y vuelta y un punto de ritmillo. Poco orden, eso sí, y menos rigor que el CIS de Tezanos. El partido, en términos generales, no valía un pimiento.
Hubo que esperar más de media hora para que Isco pusiera unas gotitas de talento a un cóctel de mal fútbol. El malagueño fue recorriendo el área grande entre amagos y abrochó a jugada con un tiro raso y suavecito que lamió por fuera el palo derecho de Mignolet. Fue la última jugada reseñable de un primer tiempo que fue de menos a menos y que, afortunadamente, se terminó.
Esa era la buena noticia, la mala que todavía quedaba por delante el segundo. Que comenzó todavía con menos ritmo que el primero. Sin embargo, el Real Madrid encontraría el gol (un golazo) en el diluvio de Brujas. La jugada la dibujó Modric, la asistió Odriozola y la remató Rodrygo con una volea casi imposible con el exterior. Era el 53 y los blancos se ponían 0-1 casi sin querer.
Menos de lo que tarda un tronista en hincarse un chupito le duró la alegría al Real Madrid, que fue víctima de su falta de tensión competitiva y encajó el 1-1 con un cómodo disparo de Vanaken.
Gol de Vinicius, ¡aleluya!
No acusaría el Real Madrid el tanto del Brujas y retomó el pulso del amistoso. Así llegaría el gol de Vinicius en el 63 después de una asistencia interruptus de Jovic. El brasileño se sacó un inesperado recurso al marcar con el exterior para volver a poner en ventaja a su equipo.
Zidane movió el banquillo y metió a Brahim primero por Vinicius y a Benzema después por Jovic, aunque al partido no le quedaba demasiada historia. Apenas un cuarto de hora para que el Real Madrid se pusiera a pensar en Mestalla si es que no llevaba pensando en el Valencia desde antes de empezar.
El partido concluyó con un gol postrero de Luka Modric desde la frontal que abrochaba el 1-3 final del Real Madrid en Brujas.